Un 25 de Mayo... Dos actos... Ningun pais

Mariano Moreno quemo su vida en meses de una frenética actividad política, solo y alejado de sus compañeros ideológicos.

Manuel Belgrano dictaba una constitución en su tienda de campaña, soportando fríos intensos y una situación caótica en lo militar. Creía que su constitución era imposible, pero la más justa para todos.

Hace ciento noventa y ocho años que nuestros compañeros ciudadanos discutían una manera nueva de estado. Lejos de las desigualdad social, lejos del exclusionismo, lejos de la pobreza, lejos de la indignidad, lejos de las retenciones injustas para la corona. Pero hoy, parece que esta discusión sigue mas que vigente dentro de nosotros, bah, no dentro ya que a la mayoría de los ciudadanos no les interesa la política; solo prefieren vivir bien, dejar un cuerpo gordo y morir con dos putas en la cama.

¿Este es el país que todos nuestros antepasados soñaron? En parte si, ya que es el país donde se puede robar libremente, sin miedo a represalias y dejar buena imagen para que un próximo compañero pueda seguir con el hurto (Recuerden que hay que ser generosos con el prójimo). La cadena sigue y cuando surge una persona con recuerdos Morenistas o Belgranistas, lo sacan con un golpe de estado, o lo patotean, o le impiden el gobierno.

Pero bueno, dejemos la historia y critica social y sugiero que avancemos con lo que sucedió en estos días.

Como recordaron en mi último “posteo” hable de la huelga del campo. Pues, hoy se cumplen setenta y seis días de protestas. Para colmo, luego de varios intentos de negociaciones frustradas se llego al día de la revolución de mayo. Para esta fecha especial, nuestros grandes gobernantes decidieron demostrar su poderío de convocación y popularidad, invocando a un duelo de actos para conmemorar la fecha patria.

En el acto oficial las lenguas del pueblo dicen que hubo unas 45.000 personas, que se movilizaron a la ciudad de salta, a gritos de bombos, vasos de vino, choripanes y $20 para llevar victorioso al humilde hogar. En cambio en el acto de los “Gorilas” hubo unas 300.000 personas, con banderas argentinas y no con los típicos afiches Peronistas.

Hoy en día, el ministro Alberto Fernández salio con su cara de piedra a decir que la reunión con el campo se cancelaba, ya que ellos no negocian con patoteros. Quisiera que se recuerde al señor D´Elia defendiendo la plaza de mayo de unos golpistas, que tenían tantos años como mi abuelo.

Luego de ciento noventa y ocho años creo que nos tenemos que preocupar de unos pequeños puntos.

Si el país se sigue gobernando desde la capital para adentro, estaremos condenados al atraso y al éxodo de los pueblos a la capital.

Si los gobernadores manejan sus estados como feudos, jamás existirá la división de poderes, que es el corazón de una republica.

Para que seguir con esto, me indigno de ver el país que somos. Cuando uno menciona la palabra “política” lo miran con ojos de CALLATE. No logro entender por que la gente detesta la política y encima son los que después se quejan de que los gobiernos son un desastre. Podemos citar al dicho “El pueblo tiene el gobierno que se merece”. Si todos fuéramos un poquito más justos con los demás y nos calentáramos un poquitito por la política, este país tendría aire de potencia. Pero mientras sigamos durmiendo en los laureles, nos seguirán saqueando a mansalva, tal cual, como hace ciento noventa y ocho años.

Todo lo que logra el gobierno con esto es dividir aun más a la sociedad. ¿Acaso saldrán beneficiados de estas medidas? Pues yo diría que tendremos que esperar para poder ver como termina todo esto.

De nada sirve...

No encontré mi amparo
de roedor cansado,
y mis instintos caros
en silencio amados.
Casi sin sombra
la vida me urge,
sentimientos que asombran
la sociedad que se hunde.

A cada instante
En cada momento
una mueca repugnante,
el influjo lento,
y las personas copiadas
los cielos se ignoran,
la vida pincelada,
aquello salvaje que adoran.

La estrella que nos cuenta
se hace masiva con creces,
su vida no me contenta
yo me cuido de mis intereses.
Y el ideal sentimental
sólo ecos sin retorno,
nuestro oasis arenal
el burdo arte del adorno.

Las personalidades de ternera
sortean leyes de respeto
sus hazañas siempre primeras
el comentario más deshonesto.
La comunidad tecnológica
el intento más cuestionado,
las sociedades barbáricas
el elemento más aceptado.

Ventura

La caja de sonidos estaba extraña y aquel día diluviaba. Me llegó una carta de tal complejidad que cambió mi vida, me instruí con ella y sin embargo me sentí viciado por todo lo que me rodeaba. Al salir de casa sentí una sensación extraña, percibí que algo había cambiado, el mundo fue merecedor de mi atención y les dediqué unas cuantas hojas en mi libro del alma a fin de descubrirlo.
Pronto la vida me trajo a la más hermosa de las doncellas y tuve que enamorarme, pero cuando estuve congeniando algo en ella se advertía extraño. Un gesto, dos o tres palabras, y comprendí que mis clamores eran súbitamente platónicos.
Yo, soñador de la penumbra, me había formado bajo el sufrimiento de la reflexión, mi persona hallaba consuelo entre el bien y el mal, y mi suerte estaba sujeta a ambas caras de la moneda. De lleno me entregué cuando encontré mi objeto de estudio, el más romántico y sencillo, el que más atraería mi atención siempre, más frío, más estéril, más frágil y más volátil.
Supe que hacer con mis sueños de pronto, y los viví al respecto sabrosos, me llegaron las noticias más cómicas, mis días eran un revoloteo abismal de aves de fuego, una amalgama de estilos políticamente correctos.
¿Qué tenía que envidiarle a la ciencia?, ¿Qué hallaría sin consuelo alguno?, ¿Qué sería de mi si recordará cada detalle vivido anteriormente?, y soy y seré una victima de mi pasado al respecto.
Pronto descubrí que de todas las figuras de mis partituras había una que era progresivamente genial en relación con las anteriores, y allí mismo lo comprendí instantáneamente.
En esos días fui el más inescrupuloso adrede, la vida me cambiaba arrugas por alegrías y cabellos por emociones, después de todo lo vivido, de todo lo pensado, en todo presente, el mañana fue mejor.

Sueño por siempre

Es una calurosa tarde de mediados de mayo, de hecho no es solo calurosa, ya que una temperatura de treinta grados centígrados no es normal para esta altura del año. Pero para la fortuna de Brenda Carrillo hoy el pronóstico amenaza con lluvia y alerta meteorológica.

Al bajarse del colectivo que la traslado, junto a sus hijos, hasta el penal de Caseros; la invade una especie de miedo y cólera. Si, mas bien cólera, ya que sus hijos le insistieron en presenciar la ejecución de su padre. ¿Acaso podría negarles eso? Era su padre, a pesar de haber hecho tal acto de maldad.

Recuerdo su voz en el juicio.

-Soy culpable simplemente condéneme… ¡no quiero seguir sufriendo con mi conciencia! Solo quiero descansar de los fantasmas…-

-¡De las almas que asesinaste!-Lo interrumpió una mujer solloza. Él se volteo para verle el rostro y afirmo.

-Si, de sus almas…- Dijo con un hilo de voz.

Un juez taciturno condeno por primera vez al que alguna vez fue mi loco amor a la silla eléctrica. Aunque parezca increíble, gracias a este caso se logro aprobar la pena de muerte. Los expertos dicen que con castigos ejemplares lograran seguridad. Pero como siempre digo “el que planta odio solo cosecha mas odio.”

Me presento en la puerta y le comento a un guarda la situación, este me mira taciturno y asiente con la cabeza. Me da las instrucciones y luego de tres controles mas, donde me palpan, toman datos y me aconsejan frente al trauma emocional que pueden adquirir los chicos por esta experiencia, llego a la habitación de la ejecución.

La segunda asesina de ese cuarto se sitúa en una especie de escenario, donde debajo se encuentran las sillas para poder presenciar tal acto de locura. El decorado de la habitación es tan rustico que si no es por el olor a pintura fresca, ese lugar destrozaría la emoción de cualquier persona. Al costado de la silla eléctrica se ubica una especie de cuarto donde supongo se pasa la electricidad.

Luego de dos interminables horas entra el primer asesino, mi marido, escoltado por unos cinco o seis guardas. El mira hacia los espectadores con rostro triste y cansado. Lo más probable es que las “Almas” no lo dejasen descansar. Recuerdo que siempre decía “Por mas que se sufra el peor dolor se puede descansar, pero cuando uno lo causa deja de hacerlo”. Su mirada se choca con nosotros y su rostro se comienza a tranquilizar, como si una paz repentina lo invadiese. En ese momento una mujer regordeta se incorpora

-¡Ya vas a sufrir el fuego del infierno! ¡Ya sentirás en carne propia y en tu alma lo que le hiciste a todos!- Grita la misma mujer que en el juicio y se quiebra a llorar en el pecho de lo que parece su hijo.

Los guardas lo ubican en la silla y comienzan a amarrarlo. Sostenía las manos de mis hijos con tanta fuerza que les clavaba las uñas. Sentía su sangre manar, pero ellos jamás protestaron, estaban totalmente impactados, solo querían disfrutar los últimos minutos de su padre en la tierra; deseando que el les devolviera la mirada o dijese algo.

Cuando finalmente lo amarraron a la silla él dijo.

-Hijos, sean buenos hombres. No como yo- Esas fueron sus últimas palabras. Ya que cuando concluyo uno de los guardas dio la orden de comenzar la ejecución. Mis hijos se taparon los rostros y rompieron a llorar en mis hombros. Yo sencillamente continuaba con mi cigarrillo y miraba atónita toda la situación.

Luego de veinte años de sufrimiento y cansancio lo recuerdo todo. Mis hijos me dijeron que estuvieron felices de poder ver por última vez a su padre. Aunque no haya sido el mejor hombre, era su padre.

Y ahora, ya lo entiendo todo. Ya que desde ese día, jamás pude volver a descansar.

Robert Altman - "The Cockettes"


Ray & Rumi


Rumy & Johnny


Dusty Down & Ocean


Scrumbly


Gone with the showboat to Oklahoma - 1969


Koelle


Sylvester


Link Martin & John Flower


Tina & Robert


Harlow


Grasshopper


Breakfast with the Cockettes - Bush Street House


Hibicus - Golden Gate Park - April 1969

Sólo una palabra

Y todos entendieron el astuto plan a fin de cuentas. No es que desconfiaran del ingenio del príncipe, pero acostumbrados a sus bochornos públicos, no se imaginaron tal destreza. Claro, está aquel que quiere redimirse con aplausos el haber sido prejuicioso sin causa, y ese que se desvela por la contemplación misma, por la hazaña en este caso, por aquella insensatez soberanamente atrayente que había sacudido la mente de la más preciada de las mujeres.
Citadino, extravagante y un poquito soberbio. El rey lo contempló todo y se enorgulleció, más de gusto por los métodos, que por la valentía misma.
La realeza hoy toma café por las tardes y champagne por las noches, se viste de seda conforme a la elegancia, asume responsabilidades con la lectura, perpetua sus filosofías, y hace uso de sus ingenios en el más sincero y romántico de los encuentros. El príncipe fue siempre buen mozo e inteligente, y se postuló a cuanta niña rica, hermosa y culta se cruzara en su camino, paciente por ley y con la más desconsidera excusa de palabra. Pero las jóvenes se condecoraban con un sentimiento en general y unos cuantos en particular. Ese halo de rebeldía que el príncipe irradiaba las hallaba enteras en sus letras, inmaduras o no, atrayentes, y él prefería tocarlas, besarlas, lamerlas, por separado, a todas juntas, pero ella no lo miraba.
Experto en combate, jamás hubo soldado que logre derrotar al rey. El joven era astuto, no existía movida que desconociera y supuso poder ganarle, pero no fue así. El epicentro de su mirada era desconcertante, llevaban a uno a tener que ejercer su extra percepción y descubrir las infinitas posibilidades de una sola y entera vez y rápido.
Se maldijo y obedeció al brujo quien lo aconsejó, al respecto, utilice la gracia de la practica.
Sus fronteras de deshicieron en cuanto hubo de reencontrarse con la dialéctica, algo que por herencia manejó siempre muy bien, pero se sorprendió de la nueva teatralidad que había descubierto en las letras, su mirada se tornó atractiva y desconcertante, más de lo debido.
Y quizás la primera doncella cayó rendida, con diferencias claro, al mismo tiempo que él en aquella derrota. Pero no halló descansó, y su eterna preocupación iba por encima del placer mediante, por que sabía que ella era la más perfecta de las mujeres de aquel reino, estaba seguro de que esa belleza le pertenecía, pero ella no le contestaba.
Sólo dos palabras y se animaba a más. La seguridad hace que el hombre se sienta capaz de realizar lo imposible
Los sirvientes caían rendidos a sus encuentros, sus compadres reales preferían ser árbitros. Esas manos devoraban los cuerpos más soberbios, de a docenas, centenas, por que siempre necesitó las palabras de consuelo, aunque nunca fuera suficiente.
El padre mostró ganas de reelegirse y las dagas se volvieron a encontrar. Más sincero que sensato, se aseguro la aventura primero y la victoria después. Lo consiguió, pero lo disfrutó más. Estaba seguro que no diferiría el contenido más que del gesto, y pensó en darle esperanza a sus encantos, en la seguridad, las palabras, y la teatralidad misma que sostenía todo aquello. Ahora él y aquella que lo ignoró en infinidad de oportunidades, la más perfecta mujer del reino, la más deseada. Y así fue, la multitud aplaudió la hazaña, tan sólo una palabra.

Una copa, de lo mejor

Se interpuso ante mí
y sus mariposas que vuelan
a instantes percibí
corazones que hielan,
como ocasional compañera
la soledad encarcela.
Se habrá visto anhelada
su inocencia desabrigada,
brillos, eco de audiencias,
interminable impaciencia,
pasiones fulgurantes
miradas dominantes.
El espíritu salvaje
esas noches fugases,
semblantes descoloridos,
felicidades sin motivos.
Los tumultos se afloran,
la perdición se añora,
y la insensata denuncia,
esa flor de astucia.
Fue elocuente primero
y sus médanos de fuego.
Mi tumba añorada,
descubrí con la mirada.
Los olores de mañana
recordaron la ajetreada.
El carente desconsuelo
de otro casual recelo.