Runjel el primero en discordia

Runjel el primero en discordia

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Sin nada más que importarle, Juan Pablo ha jalado del gatillo. Jamás pensó que algún día llegaría a cometer tal acto de salvajismo, pero siempre sucede que los grandes hombres colapsan y cometen estupideces. A pesar de estar reflexionando sobre que paso seguir, instintivamente saco de su mochila, previamente preparada para la situación, una franela, un rociador con lavandina diluida y lisoform. Comenzó a limpiar todas sus huellas y los rastros de sangre de su victima. La operativa le toma unas dos horas, limpiando repetidamente los lugares, el cuerpo, el arma; con la sensación de que la policía llegaría en cualquier segundo. Quitó el silenciador del arma y lo guarda en la mochila y observa el rostro de la victima. Parece que se siente liberado de sus problemas o eso cree que ve en el rostro desfigurado por el impacto del proyectil. Toma una bocanada de aire y comienza a desbaratar la casa. Mueve los muebles de lugar, saca toda la ropa de los armarios, rompe los colchones con un cuchillo, en fin, desacomoda el hogar para despistar, por un momento, a los policías. Quizás con el tiempo que gane, que no cree que sean mas que un par de horas, pueda tomar gran distancia de la ciudad y escapar ha una nueva vida ¿o quizás no?. Limpia el cuchillo y luego lo esteriliza con alcohol y fuego. Para finalizar su acto, toma un pote de pintura en spray de color rojo y pinta Estafador.
Luego de concluir con el ritual del asesinato, siente una liberación en el alma, pero una sensación de culpa. Los hombres no deberían decidir quien podría vivir y quien no, pero el lo decidió, en una falsa ilusión de jugar a ser dios con una victima indefensa y débil.
Ahora era la hora del escape. No será nada fácil salir sin ser visto de un hotel ubicado en plena Avenida Corrientes. Se fijo por la ventana, que da a la calle, sus posibilidades y al instante vio que eran imposibles. Necesitaba una pequeña distracción para poder salir sin que lo observen lo necesario como para reconocerlo. Camino hacia el teléfono y marco los tres numero para las emergencias 911. Sonó el timbre una vez y una voz tranquila hablo.
-Novecientos once, ¿cual es la emergencia?
-Hola, te llamo de un hotel ubicado en Corrientes al 1400…
-Si -Contesto la voz
-Esta saliendo mucho humo por la ventana de la galería que esta enfrente, parece un incendio grande.
-Bueno-Interrumpió la voz- Ahora lo comunico con la seccional de bomberos más cercana.
Comenzó la típica música despreciable, que ponen las grandes corporaciones cuando la gente llama a quejarse de los pésimos servicios, para hacer que se harten y corten. A los pocos segundos una voz mucha mas gruesa emergió por el tubo.
-Bomberos
-Hola, acabo de hablar con la gente del novecientos once y les comenté que hay un incendio en una de las galerías en Corrientes al 1400
-Muy bien, iremos enseguida, usted quédese tranquilo que llegamos en un minuto.
Sonó un clic y el tono quedo ocupado. Corto el teléfono, le dedico una ultima mirada fugaz al cadáver y salio hacia el pasillo. Se encontraba en el octavo piso, así que tenia que bajar por las escaleras de forma muy pausada, para darle el tiempo suficiente a los bomberos de llegar y dar la falsa alarma. Caminaba por una bella alfombra roja, mientras deseaba que nadie saliera de los demás cuartos o por el ascensor. Cuando llego a la puerta de la escalera, la abrió con la mano enguantada y espero a que se cerrase. Una vez del otro lado, comenzó a descender hacia la planta baja caminando, no tenía que parecer fatigado, eso podría levantar sospechas. Además en plena oscuridad, no parecía buena idea correr escaleras abajo. Con la luz de su celular iluminaba lo suficiente como para no fallar a un escalón o tropezar en el descanso de la escalera que había en cada piso. Una vez que llego a planta baja, tomo una bocanada de aire y consulto el reloj. Habían pasado cinco minutos y veintidós segundos desde que hizo la llamada, debería ser tiempo suficiente para que los bomberos hayan llegado y los ojos curiosos estén sometidos en el camión bomba que avanzaría a cien kilómetros por hora por Corrientes. Abre la puerta de manera sigilosa y observa al portero, que hace también de guarda, mirando por la puerta de vidrio a los bomberos en el lugar. Con pasos furtivos llega a la altura del ascensor y toca el botón para llamarlo, se abren las puertas de par en par y avanza hasta el portero.
-¿Sucede algo?- Pregunta
El portero se da vuelta, lo observa con su mirada maliciosa y le contesta.
-Parece que hay un incendio o algo en la galería de enfrente.
Se miran y el portero vuelve al escritorio. Un bello ejemplar de roble pulido. Saca unos cuantos DNI y los examina. Separa uno del montón y anota en un cuaderno unos datos. De seguro es el ingreso y egreso de las visitas, nada para asustarse, considerando que el DNI era falsificado.
-Espero se haya divertido con su amigo de la infancia -Dijo el portero. Parecía increíble pero recordaba la mentira que le había dicho. Aunque eso podría ser útil para despistar un poco a la policía.
-Si, recordamos buenos momentos.
Tomo el documento y se retiro. Cruzo la puerta y sentía miles de miradas acusadoras sobre él. Había que tranquilizarse, nadie sabia nada, solo son los putos nervios que quieren traicionar. Camino unas ocho cuadras hasta Corrientes y Esmeralda. Espero a cualquier colectivo que lo dejase en su casa, primero paso el diecisiete. Se subió y abono un peso con setenta y cinco centavos, que es lo que cuesta hasta el parque de Dominico. Viajo parado, ya que era la hora pico y el colectivo estaba repleto. Iba reflexionando sobre lo que había hecho. Sobre como le amenazaba de muerte su victima si se atrevía a hacer algo. Luego como le suplicaba cuando vio que su muerte seria inminente. Cuando la bala hizo impacto en el rostro y le arranco pedazos de cerebro que quedaron esparcidos por todas partes. El olor de la pólvora y el aroma a quemado que emitía la herida. Una sensación horrible que vivirá con él hasta sus últimos días, ni dios ni nadie le perdonaría o lo mas importante, el no se lo perdonaría jamás.
Se bajo del colectivo y cruzo la Avenida Mitre hacia el Parque Dominico. Se interno en lo más profundo y oscuro del parque y se cambio la ropa que uso, las tiro en un bote de basura, pero sabia que luego la recogería una persona mas necesitada y así, jamás encontraran esa ropa que aun puede contener algún resto de cabellos, sangre o cualquier cosa de la victima. Luego cruzo el resto del parque y las vías del tren. Llego a su hogar y vio a su mujer poniendo la mesa.
-Hola amor- Se acerco y le dio un beso en los labios
-Hola, ¿como te fue en el laburo?- Pregunto
-Bien, hoy tuvimos que quedarnos hasta tarde, pero bueno, al menos lo veremos a fin de mes- Juan Pablo sabia que decía una gran mentira, igual en sus humildes sueldos, no hay diferencias a fin de mes- ¿Como esta tu trabajo?
Su mujer trabajaba en un “Call Center”. Respondía las consultas de los enardecidos consumidores de la tarjeta de crédito VISA. Era un trabajo horrible, ella siempre se lo recordaba, pero era necesario para poder pagar el alquiler y comprar la comida de todos los días.
-Ahí anda, sabes que es un trabajo de mierda.
Se sentaron en la mesa y comieron un buen puchero. Las verduras estaban buenísimas y el osobuco un manjar de los dioses. Irónicamente pensó que se debía a que pronto no tendría comida hecha con amor, si no, la porquería que haría un sucio cocinero de la cárcel. Vieron juntos a Tinelli, esta vez era Bailando por un Sueño. Pampita se esmero mucho y fue la mejor puta, calentando a toda la audiencia mientras bailaba en un caño. Mas tarde quedo la patente de cuando Tinelli le hablo al caño, lo beso y le dijo que lo amaba. Su mujer se fue a bañar y ella lo invito a que lo hicieran juntos. Algo raro, ya que hacia mucho que no tenían esa especie de contacto, le dijo que iría en un minuto. Cambio el canal de la televisión y puso Crónica TV, ahí vería lo que deseaba ver. Un enorme cartel rojo decía Murió el diputado Pedro Runjel en un robo a su casa. Cuando vio eso, sintió como si le volviera el alma al cuerpo, la policía seguro estaba despistada, al menos por el momento. Apago la televisión y se metió en la ducha.
Acariciaba a su mujer y comenzó el ritual sexual de esa noche. Cuando salieron fueron hacia la cama e hicieron el amor de manera salvaje. Su señora le pedía que le pegara y le gritara insultos. Luego, se durmieron abrazados. Juan Pablo jamás pensaría que cambio su vida en un puñado de horas.

Indielatón!

La tragicómica, tarada pero callada. Perfecto inglés y muchas palabras en francés.
Entre las postales un chiste que engorda y culto, a menudo nada. Las palabras justas en concordancia con lo que tiene para decir. Sólo su estética, y que problema, agobia esplendor colorido. ¿Qué es de esa chica distinta?, ¿cómo se salió con la suya?, ¿cómo consiguió lo que quería?, ¿a estos quién los juna?. Somos todas diferentes, pero seguro todas tenemos una cabeza en la radio. Las cookies sobre el dibujo del perro psicodélico de ojos enormes y desparejos. Una bola de espejos sobre el estereo del living. Nuestro canal lleno coreos pop para engrasar la pista, voces y más voces agudas y entonadas ponele. Un fin de semana en casa, el héroe de la viola. Café, mezcla letal de día de semana me puedo programar. Las homemade cookies y postales a tono con el Ipod fresa. Roqueamos, girls dixit love. Esos chicos melancólicos que tanto nos gustan, rebeldía postpunx que supimos concebir. Un facebook concurrido, mails cadena de lo que todos saben y yo no se pero que acabo de descubrir. Caray he dicho algo indebido ¡que tonta soy! Un intrínseco pulso magnético ahora acompaña la música, otra vez la guitarra distorsionada virgen de solos. My telephone is smiling again. Hola my love. Las medias y las remeras armónicas a rayada distinción. ¿Converse o borcegos? ¿Quién te ha pintado esos ojos?, mi flequillo y yo somos uno. El Nouvelle Vogue y la música de los 80’s, popper heart and artist. Fashion Weekend en la cueva de noloconocenadie. Hemos visto gente extraña. Un chasquido de dedos para los prejuicios molestos será maybe la próxima. Tus ojos y los mios, toys in the attic y la semioscuridad romántica, put your head on my naked shoulder and came with me, just do it.