Runjel el primero en discordia

(2)


A la mañana siguiente, continuo con la rutina. Prendió una hornalla y coloco una pava llena de agua. Preparo el mato, como lo haría cualquier catamarqueño, amargo, sin polvillo y el agua justa. Se sentó en una rustica silla de plástico y apoyo los brazos en la mesa con la que hacia juego. Observo a su señora, tenia la vista perdida en la ventana, mas allá, estaba muriendo la noche.

-¿Sucede algo?- Pregunto Juan Pablo.

-Nada, solo pienso

El agua de la pava comenzó ha llegar a su punto de ebullición. Juan se incorporo y la quito de la llama. Lo sirvió en un termo y comenzó a cebar la infusión. Escupió el primero, como consta la tradición del pueblo y bebió el segundo. Luego le paso el mate a su esposa. Ella lo bebió en silencio con la mente perdida. Juan Pablo pensó que lo mejor seria que en su momento ella le cuente el problema que la aflige, ya que nunca es bueno apurar a la gente cuando tienen problemas delicados. Bebieron los matos en silencio, hasta que se hizo las seis de la mañana, en ese momento se incorporo, se cepillo los dientes, se mudo de ropa y beso a su mujer. A las ocho de la noche, se volverían a encontrar.

-Que te sea leve en el laburo- Dijo Brenda.

-Si, ojala

Salio al pasillo del PH. Estaba sumergido en las más profundas tiniebla. Pensó que en cualquier momento emergería un policía de las sombras y lo detendría por homicida. Esto no sucedió y ya se encontraba en la calle. Atravesó el parque Dominico, por el mismo lugar que dejo abandonada la ropa. Cuando se acerco al cesto de la basura, observo lo que deseaba, la ropa había desaparecido. Eso significaba dos cosas, la policía le estaba pisando los talones o la más probable de las hipótesis, lo agarro un mendigo y desapareció sin dejar rastros. Llego a mitre con un gran alivio en el pecho. Espero al colectivo ciento setenta y ocho durante unos cinco minutos, abono dos pesos en monedas y se sentó casi en el fondo, apoyo la cabeza en la ventana y se durmió profundamente.

Estaba en la escena del crimen, momentos antes de la ejecución a punta de pistola. Veía el rostro suplicante de su victima, sus ojos sollozos parecían rogarle un segundo más de vida. Movía la boca emitiendo siempre la misma frase No te mates. Un disparo sin sonido deformo el rostro del diputado. Sintió el olor a carne quemada en todo el ambiente. El cuerpo se desplomo, pero la boca seguía moviéndose con convulsiones y emitiendo siempre la misma frase No te mates. Estaba hipnotizado por el movimiento, era ilógico que un cuerpo muerto emita gestos y frases. Mientras, su otro yo, comenzó la limpieza del lugar. Trato de seguir el proceso para encontrar alguna falencia, pero oyó una voz ronca en su mente No te mates. Volteo para ver al cadáver, pero este ya estaba desaparecido. Giro para ver como continuaba el proceso, pero el ya no estaba ahí, si no lo que vio fue al rostro de la victima pegado al suyo. Sintió nauseas y ganas de vomitar, quiso zafarse del terrible agarre antes de que se descompusiera, pero una fuerza mayor se lo impedía. No te mates decía con un hedor espantoso. Todo comenzó a temblar y cuando pensó que se desmayaba, apareció en el colectivo.

Juan Pablo se desplomo del asiento. Pego un tremendo grito de terror y se revolcó un poco en el piso. El colectivero, que lo había ido a despertar, lo miro fascinado ante tal espectáculo.

-Perdón, tuve una tremenda pesadilla- Dijo, mientras se incorporaba

El colectivero lo observo taciturno, era un hombre obeso, de un metro cincuenta y con gran barba.

-No te preocupes pa´, te desperté por que se que esta es tu parada

-Gracias, bueno, me bajo entonces

Esperó a que el colectivero vuelva a su asiento y abra la puerta. Sintió todas las miradas de sospecha de la gente, todas sorprendidas por el espectáculo. Por lo bajo se escuchaba un murmullo. ¿Qué dirán? ¿Es sobre el homicidio? Dios quiera que no. Al fin se abrió la puerta y descendió. Se encontraba en la avenida Sáenz y de ahí camino por Intendente Rabanal y doblo en Charrua. Veía a los laburantes yendo a las fábricas, en fila como soldados, firmes, taciturnos y desesperanzados. Saludo al sereno de la curtiembre e ingreso al trabajo. Ficho, se coloco el uniforme y se dedico a trabajar duro. Más tarde tendría la cita importante y tenia que eliminar los nervios que le están carcomiendo el alma.