¿Y cómo me vería con pollera?

Se trata de eso, la eterna sinfonía del enfermo de la apariencia. Pero es culpa de está sociedad que nos sumerge a bestialidades tan personales como exquisitamente bellas, porque siempre me enamore de las más bonitas, y ellas viéndose igualmente bonitas, se configuraban hermosas a mis ojos, porque nunca me faltaron modelos de las que enamorarme.
Al principio fue útil a mis necesidades, pero ya al tiempo confirmaba sus encantos, se me hacían tan personales, yo las entendía, y ellas ya me contaban todo, y comprendí mis intimidades, ese lado oscuro de mi existencialismo cotidiano.
Con el tiempo ya no me dio miedo, aunque lo vea todo borroso, y así como deba ser será, por el hecho de hacer valer una nueva experiencia, el futuro incierto por lo que los demás no vieran ni imaginaran jamás, seré yo en la reflexión última de la desilusión, planeando ese porvenir incierto, mejor a la imaginación que a la aventura, ella me mostrará su ropa interior y yo la recordaré como a ninguna.

Ojo rojo.

¿Quién crees que soy?
¿Quién seré realmente?
¿Te enterarás hoy?
¿Recordaras lo ausente?

Lo que faltó en el momento,
lo que dije en silencio,
quizá vaya en aumento,
quizá lo potencio.

Mi sombra que gime,
mi persona se tuerce,
mi mente se deprime
y mi cuerpo se ejerce.

El llanto no se oye,
lo recuerdo y lo veo,
en quien me apoye,
oigo titubeo.

La luna me llora,
el llanto se pierde,
la sangre me adora,
la araña me muerde.

Quizá ya no haya
sueño alguno,
mi mente se calla,
vuelvo a ser uno.

El pop suave de mi vida

En el día de hoy me toca hablar de los sentimientos, y quizás quede muy de manifiesto mis descripciones personales, pero es a fin de aclarar mis problemas que escribo estas líneas para ustedes.
Últimamente siento que soy llamado para representar una vanguardia. De lo que no estoy seguro es de que se trata, pero aquella búsqueda se simplifica muy bien artísticamente, pues que faceta es más liberadora que el arte.
En el orden jerárquico de mis sentidos, lo cómico pasó a segundo plano ya, debido a que perdí parte de la humorada que me caracterizaba. Me cuesta hablar, y los silencios son ya de redonda, me hallo rebelde a las nuevas formas, y estoy cercano a aquellos dibujos que representan un estándar que hoy es atractivo estéticamente, debido en parte a que es de fácil compresión estilística.
Pero lo cierto es que, en mi inseguridad, me da miedo explorar ciertos campos, un poco porque intento hacerme intachable.
En los felices días de mi existencia, la búsqueda de texturas se ha ampliado notablemente, y ya no se que soy, si un religioso de la penumbra musical o un behavourista estúpido, que inescrupuloso escribe líneas en un cuaderno para analizar a quien tener como amigo.
Y aquí se resume lo trágico de mi existencia, puesto que al acercarme a una persona, con el calvario que eso implica para mí, sumando mis miedos y sutilezas, lo hago reflejándome idiota en sus ojos, y eso no me ayuda. A todos ellos los escucho hablar, siempre, de mí a mis espaldas, y no es que peque de egocéntrico, sino que me traumatiza el hecho de no ser una persona apta socialmente, un poco suscribiéndome a eso de volverme intachable.
Aquella extraña habilidad que tengo, el poder escuchar sus comentarios, me vuelve vulnerable, y hasta el día de hoy he escuchado cosas que quizás nunca hayan sido siquiera pensadas.
¿Es que me estoy volviendo loco, o acaso estoy siendo victima de un complot para volverme un ermitaño de la penumbra musical que anhelo?
Y vuelvo analizar sensibilidades, reflexión posterior, lamento, depresión y llanto. Sigo en la incertidumbre pero me quiebra las alas, sigo creyendo en la paciencia pero me vuelve más inseguro, y mi optimismo se llena de pretextos y vacilaciones, me estanco y me reflejo chiquito, e imagino unas enormes tetas aplastándome la cara.

Mi Top ten discos


1- Dark Side of the Moon - Pink Floyd



2- Fragile - Yes



3- Abbey Road - Beatles



4- Artáud - Pescado Rabioso




5- Wish You Were Here - Pink Floyd




6- Close to the Edge - Yes



7 - Almendra - Almendra




8- Sgt. Pepper - Beatles




9- El jardín de los presentes - Invisible




10- A New World Record - ELO





Yo no quiero volverme tan loco

Me pregunto acerca de la vida y encima se me vienen algunos miedos que por ser viejos dejan de ser reales. Pero como todos saben los límites de la fragilidad que nos define como humanos, no siempre son exactos, y a fines de conocerlos es que intentamos reconocer nuestros miedos.
Pero los míos me son tan ajenos que no puedo verme al espejo evocando otra figura que la de un preso de ciudad, y mis límites se estrellan contra la libertad, al punto que comienzo a sentir la fatiga de la búsqueda de como poder volar.
¿Qué tan distinto es eso distinto que busco, y que sentido tiene el sentido que anhelo?
¿Por qué no puedo saber lo que quiero, y por qué busco lo que busco?
Pero el dejó existencial que tienen mis interrogantes es totalmente circunstancial, describe, en parte, ese abismo que deseo cruzar, y que aún reconociéndolo abismo, se me hace finito, posible, alcanzable.
Sin embargo, pese a que no lo sienta sencillo, me niego a dejar mis ideales, los valoro aún más que nunca, y no espero encontrar unos nuevos. De mis blandas fuerzas surge un sentimiento que me opaca los más pesimistas sucesos de mi vida, que me enfrenta con el pájaro en el más soñador de sus vuelos, que me acerca a lo inalcanzable, a esos pequeños aciertos que se reconocen por sentimentales. Y me pregunto ¿es acaso mi entorno lo suficientemente sentimental como quisiera, es que debería ser el sentimentalismo aquello que anhelo? Y esto, pese a que soy optimista, es lo que más me cuesta contestar.
Mi forma de encararlo me enfrenta al sabio, que por ser sabio es loco, y por ser loco es ajeno, y aunque yo no lo fuera, si volverse uno implica ser en exceso tan sentimental, tan extra perceptivo como quisiera, ese vuelo me encontraría entero.
Pero hay un dejo de soledad temerosa en aquello, y la misma inseguridad de siempre, hace eco en ese entorno reflexivo que lamento, y es que aún sabiendo lo que me toca, ese vuelo me abandonaría entero al mismo tiempo que me hallaría a pleno.
Es que si mi sueño eterno me mantiene al margen, y ese viaje suena verdadero, el ser ajeno se tornaría lastimero, y aquel sentimentalismo me volvería ciego a todo aquello que me rodea.