Esas palabras no agotan el tema.

Todo lo que vuela alrededor tuyo es factible de convertirse en polvo. No es casual que me lleves a las letras. Justamente porque quizás mis métodos de preferencia, tiene que ver con la cantidad de imágenes que nuestro diálogo generará. Tampoco es real, ni por asomo, que deje de presionarte para sulfurar esas palabras que me gusta oír en tu tono de voz.
Lo chato sin fundamento predomina y es ley. Algo que siempre esquive, pero vi con recelo de conquista, en aparente disputa con eso que se conoce como saber ser adolescente. Ahora creemos la trampa.
Necesito estar en todos lados. Necesito leer todos los libros. Escuchar toda la música, por si acaso me increpan, saber con que disculparme. Admiro a los que te hablan sin saber para decir, o sin tener que para contar, pero lo siento, no prevalecerán.
Y todo suena tan adolescente ya, que me cuestiono, apenas sin conocer lo que será un futuro promisorio, las pautas a las que debería o no adherirme en caso de querer seguir siendo yo, el mismo.
En toda situación me enfrento al contenido con vacío. En todas y cada una, abordo la locura como solución al fatídico aburrimiento.
Pero algo de pretensión hay en el mismísimo aburrimiento. Y vos me decís que no te aburrís nunca, y yo no adhiero sino porque no puedo concebirlo. Con qué más vas a sorprenderme ahora que se de que se trata. Eso de querer ser uno mismo. Eso de sostener los gestos y ligarlos a una estética. Eso de abordar un contenido, adherirle un concepto y codificarlo. Eso es ser pretencioso.
Y ahora te noto lejos. Abajo, un poco a la izquierda. Como queriendo resplandecer. Como queriéndolo todo representar. Como pretendiendo ser yo acaso. Pero siendo ese yo que yo queriendo dejar de ser estaba.
Absurdamente comparto las teorías de los que analizan sin fervor por miedo a impregnarle importancia alguna. Y el silencio es tan ladino.
Juzgo y me veo ante la gente, con el miedo que simplifica lo que yo veo que la gente articula cuando se mueve por ahí.
No obstante resuelvo, siempre esperando porque la lista de espera es larga, todo lo que concierne a bellezas exóticas que no serán sino meros recuerdos. Dedicándole de lleno, un epígrafe a lo que se siente proponerse a descubrir nuevas especies en extinción.