Burbujas, el extraño mundo que nos caracteriza

Imaginemos que nuestros rasgos particulares, ya sea nuestra personalidad, temperamento, gustos, costumbres, habilidades, forman, en su conjunto, una burbuja. De acuerdo a como esos rasgos particulares se vayan desarrollando irán definiendo como será nuestra propia burbuja, si bien puede suceder que la nuestra u otras sean un modelo a seguir, otorgándole un nombre distintivo que será reconocido por otros como propio.
Ahora bien, en lo que respecta a generalidades, cada uno, por obviedad, contribuirá a hacer más extensa su información a medida que vaya pasando el tiempo, pero para que esto suceda es menester que aquella burbuja tenga contacto con otras.
Lo que buscará toda persona, salvo casos adversos en donde pasiones como el autonomismo sea puesto en práctica, será mejorar aquellos aspectos que conforman nuestra burbuja de la forma más rápida posible, facilitando el intercambio mismo y haciendo, de forma más congruente, que su burbuja se torne atractiva.
Hablar de proceso de perfección, respecto a los aspectos que definen al ser humano, sonaría ridículo en esencia por que el ser humano nunca llega a alcanzar tal grado, por lo que doy por supuesto que a mayor progresión mayor atractivo.
Indudablemente en este proceso, y a lo largo del tiempo, uno se encontrará con burbujas que, por sus contenidos, son más atractivas que otras, y, teniendo en cuenta el fácil intercambio, aquella que se sienta en un nivel inferior, siempre tendrá presente que el trueque debe ser equitativo, así posteriormente lo haga con ella de todas formas.
Pero la base de la superioridad, excepto en donde la presunción es evidente, solo se alcanza indagando, por esto aquella persona, cuya burbuja es más atractiva, estará siempre disponible a compartir informaciones o a servir de consulta, así resulte difícil la comunicación, así sepa que está en un nivel superior, contribuirá inconcientemente, a raíz de nuestro esfuerzo, a ser más atrayente y menos vanidosa, por que nosotros mismos lo dispondremos así.
Ya mencionamos que la burbuja irá alcanzando una mayor progresión a medida que vaya pasando el tiempo, pero, partiendo de esta afirmación, aquella persona que tenga mayor edad habrá creado una burbuja más atractiva que aquella más joven. Efectivamente el paso del tiempo no es única condición para lograr la progresión de aquellos aspectos que definen a todas y cada una de las burbujas.
Será, a modo general, el método a emplear, teniendo en cuenta el paso del tiempo, las condiciones en las que se inició, y el optimismo con el que desarrolle dicha tarea.
Haciendo hincapié en este último, explicaré porque, esta condición, es tan o más importante que las anteriores mencionadas para hacer más atractivo nuestro mundo, al que definimos como burbuja.
Partiendo de las premisas básicas que definen a una persona como tal, aquella que vea favorable el intercambio por el hecho mismo de mejorar sus conocimientos, tendrá mayores posibilidades de concretarlo, así ese compartir sea perjudicial o en vano a ese objetivo, desarrollará, a posterior, el sentido de la experiencia para saber a que nos estamos enfrentando al arriesgarnos nuevamente.
En parte desarrollara, de modo evidente, ese método a seguir, como habíamos mencionado anteriormente, dando por supuesto con esto, que nada se logra sin voluntad.
También puede suceder que, por las condiciones iniciales, como podría ser la falta de educación necesaria para comprender un lenguaje, sean desfavorables al intercambio.
En tal caso el optimismo, en pos de encontrar con la puesta en práctica aquella experiencia y conocimiento necesario, nos pondrá en camino para que, de alguna manera, tanto a fuerza de insistencia como no, podremos desviar esa condición por el simple hecho de ver las cosas del modo más favorable posible.
Pero en todo proceso de progresión tiene que tener, inevitablemente, cierta dificultad, debido, en parte, al grado de satisfacción que pueda llegar a producir y la experiencia que uno irá ganando, pero también debido a que si todo fuese de libre acceso no habría necesidad de desarrollar un método, y el mero progreso se reduciría a ser una reproducción.
Generalizando la cuestión que acabo de analizar, estoy en condiciones de afirmar que aquella persona que desee, por la satisfacción favorable que produce la sed de conocimiento en pos de automejorarse, hacer que su burbuja se vuelva más atractiva, utilizando como método general la comunicación con otras personas en certero compartir de las informaciones, se acercará, inconcientemente, a aquellas formas que le sean más ajenas y de difícil comprensión. Partiendo de esta última conclusión y finalizando la cuestión, la persona tratará de que ese intercambio, con todo el caudal de conocimientos que esto implica, benévolos o no tanto, se efectué con aquellas burbujas que le hagan más difícil la tarea de comunicación.