Sincerandome conmigo

Que terrible sentimiento me acoge, las palmas de mi mano se dilatan y la mirada se me nubla. Estoy tan enrarecido que mis involuntariedades salen a relucir, pero quien puede notarlo, y lo dedico a sus caricias, esa sensación de libertad a flor de piel.
Y ahora me encuentro turbio, desazonado, impetuoso y ciclotímico, en la atmosfera el olor cambio, la pausa libera su aliento contenido bajo la proeza física.
Me siento culpable, pero que remedio, he sabido encontrarme, y reconocerlo tomará menos tiempo puesto que la imaginación se acostumbrará a las desventuras de mi parecer.
Y veo esos caramelos, los repudio en este momento, me higienizo, despejo mi mente, y organizo algún remedio de fin de semana, quizás algún día me pasará algo merecido.