La Guerra Perdida : Prologo

Todas las mañanas es lo mismo. Me despierto bien temprano, me higienizo lo mejor posible y tomo un pequeño aperitivo, solo para darle algo de energía a un cuerpo desgastado por la vida rutinaria.Camino por las mismas calles grises todos los días. Parece no haber futuro ni pasado en la vida, es como que se repite sucesivamente.Me detengo frente a un gran comercio y contemplo mi cuerpo en una ventana que me refleja. Siempre me fijo en mi estatura fuera de la media, bah, aunque un metro con ochenta centímetros a los quince años para mi es normal. Observo mi cabello rubio muy desarreglado a pesar de llevarlo suelto, colgándome por los hombros; debería cepillarlo alguna vez. Mi rostro aun tiene marcas de estar cansado, las grandes ojeras delatan unas cuantas jornadas sin conseguir el sueño, aunque a pesar de eso las chicas siguen dándose vuelta para apreciar mi buen parecido.
En el colegio tengo una clase aburrida y poco productiva de educación cívica. Al menos no me interesan mis derechos, total mis padres tienen mucho dinero y pueden mantenerme sin problemas por siempre. Además que los pobres se preocupen por sobrevivir.Luego de reiteradas observaciones al reloj colgado arriba del pizarrón, finalmente llego el horario del recreo. Por ser diez minutos alcanza para fumar un cigarrillo y manosear a mi mina de turno.Pero esta vez me siento con ganas de pasear y comienzo a dar vueltas por el colegio. Avanzo con gran despreocupación y algo de paz interior. Al subir las escaleras siento un gran escalofrió que helo los escasos bellos de mi espalda. Me volteo y observo que en el descanso del próximo piso se encuentra una puerta. Su chapa podrida y el oxido se encuentra mohoso. Pensé que eso seria imposible. Pero… tengo esa extraña sensación de entrar, más que una sensación es un deseo. Me acerco y lo único que me impide cumplir mi nuevo deseo es un pequeño candado. Por suerte tengo en mi llavero una pequeña llave de un candado que uso para mi casillero en el colegio, si entra podría intentar forzar los pernos internos y así abrirlo. Intento en vano durante un pequeño lapso de tiempo y cuando empecé a darme por vencido logre forzarlo y abrirla.
Es un pequeño pasillo lleno de tela de arañas y cucarachas muertas. Las paredes aparentemente son blancas pero el moho y la humedad las tornaron de un color verde oscuro. Mientras mas avanzo, la oscuridad va consumiendo la escasa luz. Cada tanto volteo para observar que la puerta siga abierta y no me quede encerrado en este lugar. Camino un poco mas y cuando diviso el final del pasillo escucho un ruido que me deja paralizado del susto. Era un chirrido horrible, como si rasparan con los dientes una chapa. El corazón late muy fuerte, pero quiero llegar al final. Cuando llego veo que hay una pared completamente limpia y libre de moho. Pero tienen unas marcas extrañas como hechas con un instrumento muy filoso y cortante. Las supuestas marcas tienen unas formas muy peculiares. Son un triangulo equilátero, un perro con una gran mandíbula y un mono con algo parecido a garras en las manos.
Suena el timbre del recreo, Ya es tarde, tengo que regresar a mi clase para que no me castiguen.
Giro para emprender el regreso y cuando doy el primer paso hacia la puerta, siento que mi pie traspaso el suelo. Así fue de hecho, el piso se desfondó y comienzo a caer hacia un abismo tan oscuro como las alas de un cuervo.
Al recuperar la conciencia me encuentro en medio de la oscuridad. La caída no pareció ser muy profunda aunque tengo un brazo lastimado y un chichón del tamaño de un corcho. Ilumino con mi celular. La luz violeta da una buena tonalidad y se hace visible una pequeña parte de la habitación. Veo una bomba de agua muy antigua, unos cuantos leños tirados por todos lados, unas cañerías viejas. Me percato de que hay un gran agujero en la bomba de agua. El moho y el oxido sigue siendo terrible en esta parte, es probable que por eso se haya perdido un pedazo tan prominente de la vieja estructura metálica. Mientras inspeccionaba el agujero salio una sombra que me golpeo y logro empujarme con gran fuerza. Caigo sobre unos escombros de basura.
Alumbro a la sombra con mi celular. Me asombro de ver a una criatura de nomás de ochenta centímetros de alto. Tiene unas orejas puntiagudas y sus ojos rojos reflejan la necesidad de sangre de su presa. Su piel es escamosa y negra, parece que esta mojada con una baba media pegajosa y asquerosa que le chorrea de todos lados. En su rostro una gran sonrisa que muestra una dentadura amarilla y sus dientes puntiagudos como miles de pequeños colmillos listos para desgarrar la carne de su presa.
Estiro el brazo hacia mí y de su mano emergen tres garras del mismo tamaño. Grandes como una cuchilla de carnicero, Son impresionantes. Dan un terror del que apenas puedo respirar. Solo pienso que moriré descuartizado acá, en un sótano abandonado por un ser horrendo.
¿Acaso hice algún terrible mal como para merecerme este castigo divino?Estiro mi brazo y comienzo a rebuscar en la basura del suelo. Siento que encontré un objeto contundente, dios quiera que sea una de esas viejas cañerías.
La criatura monstruosa se abalanzo sobre mi persona con gran celeridad.Inconscientemente trato de impactarlo con el objeto contundente, en un último acto de supervivencia…