De postre: Sandía con vino

Automáticamente soy tan vulnerable que me identifico con todo para no salir tan lastimado. Me impongo penitencia por querer ser como soy y querer ser un poco como ellos. Por entender las razones que me destacan y que me condenan, y por no tener la entereza para poder defenderlas como quisiera.
Ahora saco conclusiones de porque estoy tan errático buscando un camino que seguir, y no es que solo viva creyendo que todos los tontos son los de afuera. O más que errático estoy incrédulo, pues sé que ponerse a la altura de las circunstancias es gastar pólvora en chimangos.
Y en la ignorancia que me desplazo trato de hacerme una cucha que crece y crece, y que no cede siquiera ante las voluntades personales. Esas que me dejan mudo muchas veces porque es mi habilidad, y que producen ese mal sabor de boca, ese garzo que da ganas de escupirlo.
Pero comprendí ahora mismo lo que es estar loco y creer que estamos cuerdos. Entendí que el concepto de aburrimiento está sujeto a palabras decepcionantes, a una meticulosa verborragia que se mide con detenimientos para no cometer errores, pero que es demasiado y alude a describir lo que no hará falta describir nunca jamás.
Por aburrimiento nos volvemos bestias. Por ser bestias nos tomamos la molestia de ser intolerantes.
Pero tratando de alejarme de ellas, de las que soy comodín por una disposición jerárquica, me doy cuenta que no puedo hacer nada para intentar erradicar la intolerancia. Y asumo que cuanto más lejos de unas, estoy más cerca de otras, y ya mismo estar por encima es quizás insuficiente o imposible.
Ahora mismo no puedo pensar de mejor manera un plan para poder escapar. Ahora soy el gusano y me siento con ganas de callar para siempre. Ahora mismo no quiero destacar. Ahora mismo no recuerdo suceso objetivo que me acerque a las bestias. Ahora mismo no logro acordarme si fui intolerante con los intolerantes.
Pero analizando conductas me hago una idea de lo que es actuar con justificativos, habiendo creído encontrar una salida pacífica solo a través de la psicología inversa. Pero así y todo me cuesta destacar, que estar por encima no es para cualquiera.