Estridencialidad

Atando cabos es que busco la manera, post reflexión apocalíptica, de sacarle provecho a la vida. Pues analizo al prójimo y reflexiono acerca de lo poco humano que me siento y lo horrendamente intolerable que se siente.
Estoy, perseguido o no, bajo la vista gorda de todos en este mi pequeño universo, rodeado de aquellos que hacen justicia por lo que les deparará a sus miserables vidas, viendo con deprecio hacia el otro las mismas estupideces de las que se enorgullecen, sacando brillo a sus mejores en vista de aquellas peores, haciendo el amor con uno mismo, fijando la vista en lo cómico de las inoperatividades, repitiendo el refrán del irrecuperable.
Y es que ya no me salva el eterno ideal del viajante, puesto que mi universo es tan o más sentimental de lo que quisiera-supongo-es, pero sucede que el tesoro está tan bien escondido que es difícil imaginar poder disfrutarlo.
Puesto que la vida nos motiva a menudo, y lo que no nos mata nos hace más fuertes, la irreflotable vida del eterno soñador pasa de ser de densa a tan clara como el agua, purificada cuando aparecen aquellos a los que vemos tan maravillosos, y lo son por que así los pensamos nosotros y no depende de lo que vean-sientan los otros. Y me replanteo que tan enmascarado será este universo en comparación a otros, termino reflexionando acerca de ese cambio, y deseo que me oxigene hasta el más insignificamente de mis sentimientos.
Quiero sensualidad, libertad, pasión, sensibilidad, voluntad, inteligencia, dedicación, simpatía, compañerismo, compasión, música, tristezas y alegrías. Fuera el prejuicio, el despreció, la ignorancia, el abandono, la miseria, la intolerancia, la envidia, la avaricia, la idiotez y la frivolidad. Brindarle estridencia a nuestra vida no debería ser tan difícil.