Tinta china

En plan de olvidando es que reduzco mi itinerario a la libertad que me proporciona su exterioridad al respecto.
Es que quiero, ya precedido de la comicidad que me caracteriza, poder dedicarle una canción que calme todas sus incertidumbres por hacer crecer el fruto de sus virtudes.
Y en el primero de los interludios recordaré como es que nos imantamos. En el último de los abriles recordaré aún como nos quisimos. En la cúspide de mis triunfos me abrigaré de sus encantos. En el candor de su lecho fabricaré y me venderé sincero. Tan luminoso como la leña al fuego.
Y puesto que no puedo ser yo sin vivir al límite el momento, es que le cuento lo que absorbe sin tapujos. Sin tener el menor cuidado en contarle aquello que puedo calmar con caricias. Y que no se trate de injusticias, al respetar de sus intentos, ganarme el merecer de esos momentos.
Y se que quizás no es este el mejor momento para intentar convencerme de que soy una persona distinta. Soy y seré lo que sienta, pero además soy y seré él que lo intenta. Jamás olvidaré su inocencia, y perdurarán en mi memoria sus sentencias. Pues pintaré al óleo su viva estridencia, y juraré verdades con vivencias.

Ella también se cansó de éste sol, viene a mojarse los pies a la luna.