¡La puta que te parió gordo!, ¿qué pegás?

La serpiente subterránea está al borde del risco, quiere salir y lo hace, me apunta con el dedo y amenaza con tirarse cansada de estar escondida.
Ya hemos caminado mucho, nos merecemos un descanso, la juventud es tan dolorosa y se me brinda el esnobismo como alternativa de vida segura y sencilla, pero no me lo banco, me aturde la puta costumbre, la manía desconsiderada.
Ahora estoy tranquilo en casa, degustando mejor el café porque se que va a saber mejor hasta que se me caiga la boca.
Estoy destinado a vivir luchando, ya me hice la idea y ya me preparo para el sacrificio cuando nunca sin pensarlo siquiera demasiado. Que cosa de locos, la trompada cósmica no me salva ni los textos y hablar con la gente me pone nervioso. ¿Y vos querés que te responda?
Al luchar me aseguro una humorada que me entierra al tiempito nomás. Mal de amores tenemos todos, pero la zorra te alumbra con su luz y te salva con su perfume, y se que encuentro mi consuelo en sus caricias pero no se me ocurre algo mejor que me pueda ofrecer ahora mismo. Me quedo con lo que tengo porque por lo menos puedo quejarme de algo. Ahora ya esta todo podrido, pero vos hace de cuenta que yo no dije nada.